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OXO: el nombre del éxito

PARA EL EXTRACTO DE CARNE DE FRAY BENTOS.

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 Al extracto de carne Liebig se le convirtió en OXO en 1899. Aunque parezca extraño, nadie conoce a ciencia cierta el origen del nombre. La propia empresa afirma, en un libro promocional, que se debía a que en los cajones recibidos desde Fray Bentos, donde se imprimía la palabra «OX» (buey) como identificador, un obrero en el puerto fraybentino se entretuvo agregando una «O» a «OX» como si fuesen dos ojos y una nariz (OXO), lo que hizo que se popularizara la novel identificación del extracto de carne como OXO.

Cualquiera sea el origen del nombre OXO, lo cierto es que en 1899 se le adoptó como marca registrada para todos los envíos a los confines de Europa, a pesar que no hasta Junio de 1900 se adoptara en Londres.

El OXO como producto era un extracto de carne fluidificado tal es que se le promocionaba como «carne de vacuno líquida marca OXO».

En principio, OXO era simplemente ofrecido como una línea lateral ó suplementaria del extracto original. Pero los pedidos pronto se multiplicaron rápidamente y el pueblo inglés adoptó el producto en sus corazones. Desde hacía tiempo OXO venía vendiéndose en las cafeterías de las estaciones de trenes, en hipódromos y pistas de carreras y muestras agropecuarias. El pueblo estaba convencido que podía conseguir OXO en cualquier lado y el símbolo esmaltado que lo promocionaba, que enamoraba a los coleccionistas, está todavía en algunas plataformas ferroviarias.

 La promoción.

  En 1902, el primer regalo promocional fue lanzado: un sonajero para niños fue ofrecido a cambio de un envase vacío de OXO.

OXO se hizo a sí mismo un sinónimo de salud, fuerza y resistencia  por el brillante y simple medio de apoyar a eventos atléticos como la famosa caminata Londres-Brighton. La compañía no sólo fue auspiciante de las olimpíadas de Londres de 1908, proveyendo caldo de OXO a los corredores de la maratón, sino que persuadió al equipo de atletas inglés para que recomendara el producto.

Probablemente uno de los mayores impactos causados en la OXO fue cuando en 1902 la Compañía contrató a mujeres como empleadas, lo que no se acostumbraba en la sociedad de aquel entonces.

 Un cambio de presentación hacia

el abaratamiento y popularización del extracto.

 Hacia fines de 1910, un serio problema de calidad en el producto comenzó a preocupar a la empresa: no obstante lo delicioso y beneficioso que OXO pudiera ser, le quedaba un sedimento en el fondo del recipiente que no era del todo agradable.

Los altamente calificados químicos de la compañía tuvieron que enfrentar la circunstancia, a la vez que se dedicaban a descubrir de qué forma se podía elaborar un producto de igual calidad pero con precio al alcance de las familias comunes; lo que en Inglaterra se dio en llamar «el producto de un penique».

El esquema fue resuelto por medio de convertir el producto líquido en una pasta en forma de tabletas. La esencia de la carne vacuna y sus fibrinas y sustancias esenciales fue puesta en una máquina de origen suizo de hacer cubos: el «OXO cube» había nacido.

La propaganda decía: «los cubos de OXO son el más grande avance en la invención de comidas desde que el hombre comenzó a comer y la mujer aprendió a cocinar».

El lanzamiento del producto fue hecho también innovando en fórmulas de promoción. Los panfletos eran echados debajo de las puertas diciéndole a la gente que ahora podía conseguir el hasta ahora caro extracto de carne en baratos y maravillosamente convenientes cubos, en cajas de 6,12, 50 o 100 unidades.

La presentación fue super exitosa. La gente venía ”en tropel” (traducción sic)  a las carnicerías y despensas y compraba cubos por centenas, lo que no resintió para nada la venta del OXO tradicional (líquido). Más bien fue el pobre el que adoptó los cubos para sus corazones y sus estómagos, haciendo un almuerzo cotidiano con él.

OXO comenzó a viajar por el mundo en todas direcciones. En 1911 el Capitán Scott lo llevó al Polo Sur y escribió diciendo cuán conveniente era y hasta envió fotos de miembros de su expedición consumiendo caldos de OXO.

En 1919 OXO voló a través del Atlántico con Allock y Brown, quienes testimoniaron  lo útil que les fue el preparado para soportar la larga jornada de 16 horas.

Pero la mayor prueba para la OXO en estos primeros años de su producción fue durante la Primera Guerra Mundial, cuando se enviaron a las trincheras literalmente miles de latas. El cubo de extracto de carne estaba en el equipo de emergencia de ración para las tropas, junto a latas de corned beef de Fray Bentos, si tenían suerte.

Hay varias historias en relación con las latas de OXO y de corned beef de Fray Bentos que literalmente salvaron las vidas a varios soldados; contenidos en sus mochilas, las latas desviaban balas y piezas de metralla con sorprendente eficiencia.

Una de las primeras ofertas asociadas con OXO fue el «calentador para trincheras OXO». Usted podía enviar a su hombre en las trincheras un paquete conteniendo 6 cubos OXO, 6 carbones especiales para encendido y un soporte plegable para colocar la lata a calentar.

En la miseria y el fango de las trincheras donde encender fuego era imposible y el calor tan desesperadamente necesario, los calentadores OXO debieron parecer un mágico recurso.

 LA POLITICA Y LA PRODUCCION.

 El resultado de la Primera guerra mundial, con Alemania vencida, gestó una «germanofobia» general. Los carniceros de cerdos en distintos barrios de Londres eran atacados y tuvieron que emigrar. Asimismo, la Liebig`s Extract of Meat Company (LEMCO) que era la productora del OXO, sufrió esas consecuencias hasta tal punto que en Inglaterra tuvo que hacerse una tenaz campaña para demostrar que el producto era netamente inglés, hecho en el país y generando mano de obra inglesa. Las campañas tuvieron que buscar convencer a la gente de ello y además debieron encaminarse hacia los aportes sociales, en especial haciendo grandes donaciones y acciones benéficas para los niños pobres y hospitales.

Además, tuvo que ponerse en evidencia el enorme aporte de la empresa con sus más de 100 millones de cubos de OXO y más del doble de latas de corned beef destinados para las tropas en las trincheras en los cuatro años que duró el conflicto, lo que les daba el mérito de abrogarse una parte importante de la victoria.

Digamos que, consecuentemente, este «cambio de imagen» de la empresa llevó a la desaparición de la Liebig en Fray Bentos, que en 1924 pasó a ser la ANGLO DEL URUGUAY S.A.

 Autor: Rene Boretto